Tomaso Hernández lleva trabajando sobre la luz y, principalmente, sobre la sombra desde 1996. Sus bodegones no son representaciones de objetos sino de sus sombras. Son bodegones de sombras. Evolución que le ha llevado del dibujo a la pintura; de la pintura a la fotografía; de la fotografía a las cajas de luz, y, finalmente, a la videocreación.
El concepto que mueve esta obra es el juego de los contrarios, los opuestos, como una expresión de estos tiempos convulsos que vivimos. Los contrarios aparecen en todas las tradiciones gnósticas. La necesidad de conciliar los opuestos es una parte del trabajo de perfeccionamiento personal, de crecimiento humano, previo o paralelo a un cambio espiritual. William Blake dijo que "sin contrarios no hay progreso. Atracción y repulsión, razón y energía, amor y odio, son necesarios para la existencia humana".
Tomaso aprovecha el concepto del juego de los contrarios, jugando con la construcción y la destrucción, el orden y el caos, lo negativo y positivo, el equilibrio y el desequilibrio, la acción y la reflexión. La dualidad de la realidad, en todas sus videocreaciones. Es el núcleo de esta obra del artista palmero. Vídeocreaciones cargadas de un mensaje rotundo que impresionan y que van más allá de lo que se ve con una simple mirada.
El tiempo es una constate en su obra. El tiempo y el ritmo, que le condiciona como creador prolífico y profesor de Dibujo y Color en la Escuela de Arte Manolo Blanhik. A su vez ha sido el encargado de diversas intervenciones urbanístas y paisajísticas, como el diseño del kiosco y la terminación de la plaza del Morro, en Tazacorte, la entrada sur de Santa Cruz de La Palma, y la integración paisajística de La Fuente Santa.
Su proyecto artístico se inserta en torno al arte relacional, que no obvia los procesos previos al resultado: “Para mí es más importante el proceso creativo y la realización que el resultado final. El proceso, la investigación , la búsqueda, lo grabo, lo fotografío, lo escribo, lo vivo con mucha intensidad, es donde aprendes y evolucionas”.
Sus obras conectan al espectador con experiencias y sensaciones vividas.
La luz, el orden y el equilibrio forman parte de una realidad coloreada con esmero, para crear y recrear paisajes interiores, mundos diferentes. En sus composiciones, a modo de un juego inesperado, surgen otras fuerzas naturales dirigiendo leyes contrarias, con la apariencia de desequilibrios, caos, desórdenes, vulnerabilidad, la sombra.